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Otro acuerdo de paz para Ucrania: Trump y Putin dibujan un mapa sin kiev.

  • Foto del escritor: Adrián Brizuela
    Adrián Brizuela
  • hace 23 horas
  • 5 Min. de lectura

Ucrania no fue invitada a la redacción de su propia paz. Ese es el dato político esencial detrás del plan de 28 puntos que la administración Donald Trump negoció en secreto con Rusia y que salió a la luz a través de medios como Axios, Politico y The Guardian. El documento, presentado como la vía para “detener los asesinatos” según palabras del propio Trump, es también la prueba más visible de que la guerra iniciada en 2022 llegó a un punto muerto estratégico en el que las potencias buscan ordenar el tablero sin preguntar por quienes lo ocupan. La arquitectura de paz propuesta se parece menos a un acuerdo que a un congelamiento con nombre propio.

Axios reveló que la Casa Blanca elaboró el plan sin la participación de Ucrania ni de sus aliados europeos. La redacción estuvo a cargo de Steve Witkoff, un enviado especial con línea directa a Trump, y del otro lado del teléfono respondió Kirill Dmitriev, director del fondo soberano y negociador recurrente del Kremlin. Dmitriev declaró que esta vez “la posición rusa está siendo escuchada”, lo que anticipa el sesgo del documento.

Las filtraciones confirman que el texto se cerró entre Estados Unidos y Rusia antes de que Kiev recibiera siquiera un resumen oral. Según fuentes citadas en medios ucranianos y en The Moscow Times, Witkoff comunicó el contenido en una reunión informal, sin entregar el documento. Volodímir Zelenski intentó incluir a delegados europeos en el encuentro previsto en Turquía, lo que derivó en la suspensión de la conversación.

Foto de CNN en Español
Foto de CNN en Español

En Kiev la propuesta fue recibida como una señal de alarma. Voceros gubernamentales advirtieron que el plan equivalía a una “capitulación”, mientras en Bruselas, la diplomática Kaja Kallas afirmó que la paz “no puede alcanzarse sin europeos y ucranianos en la mesa”. El contraste con la reacción rusa fue contundente: Dmitriev celebró que el plan recogiera sus “éxitos adicionales en el campo de batalla”.

Los 28 puntos: un alto el fuego estructurado a favor de Moscú

El primer eje del plan exige que Ucrania entregue definitivamente el control del Donbás a Rusia. Esto incluye Lugansk y Donetsk, con el 14,5 % restante que Kiev todavía administraba. Además, Estados Unidos y otros países reconocerían a Crimea y el Donbás como territorios rusos, aunque Kiev no tendría que firmarlo.

El segundo eje limita severamente la soberanía militar ucraniana. El ejército debería reducirse a unos 400.000 efectivos, se prohibirían ciertos tipos de armamento y Ucrania ya no podría recibir misiles de largo alcance capaces de llegar a territorio ruso. Algunas zonas evacuadas en el Donbás se convertirían en áreas desmilitarizadas.

El tercer eje establece garantías de seguridad de Estados Unidos que no equivalen a una adhesión a la OTAN. Se trata de un paraguas político sin obligación automática de defensa, algo que voceros ucranianos calificaron como “muy insuficiente”.

El componente económico convierte la reconstrucción en un intercambio desigual. Según lo filtrado, Trump condicionaría la ayuda a que Estados Unidos obtenga acceso preferencial a minerales críticos ucranianos, mientras Europa proyecta la reconstrucción como un negocio para su industria.


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Ucrania por dentro: desgaste militar, fatiga social y crisis política

Cuando el plan llega a Kiev, el país enfrenta el momento militar más crítico desde 2022. Informes citados por France24 describen un frente saturado de drones y artillería en el que la mayoría de las bajas se producen en tareas logísticas. En varias zonas del este, las tropas rusas avanzan.

La retaguardia sufre un deterioro constante por los ataques rusos a infraestructura clave. La población enfrenta cortes prolongados de electricidad y un invierno que podría ser el más difícil desde el comienzo de la guerra.

La crisis política interna debilita aún más la posición negociadora de Volodímir Zelenski. El escándalo de corrupción que involucra a su entorno cercano erosiona la credibilidad del gobierno y alimenta reclamos parlamentarios para formar un nuevo gabinete.

Volodimir Zelenski (France 24)
Volodimir Zelenski (France 24)

El dilema entre una “paz posible” y una “paz justa” divide a la dirigencia ucraniana. Para los aliados occidentales, aceptar concesiones podría frenar el daño y garantizar apoyo futuro; para sectores militares y nacionalistas, es una renuncia inaceptable a la soberanía.

Estados Unidos: cerrar Ucrania para abrir el tablero de China

La estrategia estadounidense parte de la necesidad de trasladar sus recursos hacia la competencia con China. Documentos de la OTAN y análisis geopolíticos señalan que Pekín es el principal desafío estratégico para Estados Unidos, y la guerra en Ucrania dificulta esa reorientación.

La reducción del apoyo a Kiev responde también a presiones internas en Estados Unidos. Un Congreso dividido y el desgaste político por la duración del conflicto debilitan la voluntad de sostener la asistencia sin condiciones.



El plan busca evitar que la guerra escale hasta exigir una intervención directa estadounidense. Las garantías “tipo OTAN”, pero sin OTAN, cumplen la función de contener a Rusia sin comprometer a Washington en defensa automática.

La Casa Blanca intenta reordenar su liderazgo global aun a costa de marginar a Europa. Negociar un esquema de seguridad europeo sin europeos es una forma de restablecer quién decide la arquitectura estratégica del continente.


Europa: paga la guerra y queda afuera del acuerdo

La Unión Europea es la región más afectada por el conflicto, pero fue excluida de la negociación. Funcionarios europeos expresaron “irritación” ante la filtración del plan y rechazaron cualquier solución basada en la capitulación ucraniana.

Las divisiones internas del bloque se profundizan por el contenido del acuerdo. Europa occidental se inclina hacia el pragmatismo; el este teme que ceder territorio a Rusia siente un precedente peligroso. El primer ministro húngaro Viktor Orbán respalda un enfoque más cercano al Kremlin.

El costo económico erosiona la cohesión política europea. La crisis energética, el aumento del gasto militar y la inflación presionan a los gobiernos para buscar una salida rápida al conflicto.

Europa queda en la paradoja de financiar la guerra pero no definir la paz. Aunque será clave para la reconstrucción futura, el diseño de seguridad continental se negocia en otra mesa.



China: el ausente determinante

La influencia de China estructura silenciosamente la negociación entre Estados Unidos y Rusia. La alianza económica sino–rusa permitió a Moscú amortiguar sanciones y sostener la guerra más allá de lo previsto por Occidente.

Pekín observa el conflicto como una pieza del tablero global que disputa con Estados Unidos. Cada dólar gastado en Ucrania es un dólar que no se usa en el Indo-Pacífico.

China se posiciona como actor del Sur Global que promueve un orden multipolar. Sus propuestas de paz sirven para reforzar su imagen de alternativa diplomática frente a Occidente.

El apuro estadounidense por cerrar el frente europeo se explica en la necesidad de concentrar fuerzas ante China. Sin este elemento, el plan de 28 puntos quedaría incompleto.


Lo que el plan revela sobre la guerra iniciada en 2022

El acuerdo de 28 puntos no resuelve la guerra: revela que ningún actor puede ganarla. Ucrania pierde capacidad militar, Rusia no puede avanzar más sin costo excesivo, Europa está exhausta y Estados Unidos prioriza la disputa con China.

El conflicto confirma el agotamiento del orden internacional surgido en 1945. Instituciones como la ONU, la CIJ o la Corte Penal Internacional quedan reducidas a papeles secundarios ante la lógica de fuerza.

Si avanza el plan, la guerra terminará con concesiones territoriales impuestas desde afuera. Esto contradice principios básicos del derecho internacional y crea un precedente para futuras crisis.

La paz que propone el documento no es una restitución: es una administración del punto muerto. Y en esa administración, Ucrania queda fuera de la mesa donde se decide su propio mapa.

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