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Foto del escritorAdrián Brizuela

Milei, el protagonista de un carísimo escándalo televisivo.

El presidente Javier Milei regresó de España tras un viaje financiado por todos los argentinos como si fuera oficial. Sin embargo, durante este viaje no realizó ninguna acción que beneficie al país. No se reunió con el presidente español ni con ninguna autoridad gubernamental, ni generó acuerdos comerciales que ayuden a Argentina en su complicado contexto económico, caracterizado por la falta de actividad y dólares. Las principales actividades en su agenda fueron un acto partidario de la ultraderecha Vox y la presentación de uno de sus libros.


Foto de Cadena 3 Argentina


El resultado del viaje no fue siquiera de suma cero. Al regresar, Milei se trajo un nuevo conflicto diplomático debido a sus declaraciones, en las que atacó duramente la gestión del presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, y acusó de corrupta a su esposa. España exige una disculpa y ha llamado a consulta a su embajadora en Buenos Aires, un paso previo al retiro de la representación diplomática.


El presidente libertario de derecha ha acumulado conflictos con otros líderes mundiales desde antes de asumir el cargo. Durante su campaña electoral el año pasado, atacó a los presidentes Lula (Brasil), Putin (Rusia) y Xi Jinping (China). Tras asumir, continuó con críticas hacia Petro (Colombia), AMLO (México) y Boric (Chile).


Milei se presenta como un luchador por la libertad y acusa a todos los mencionados de ser asesinos, ignorantes, empobrecedores y tiranos, entre otros calificativos. A su vez, ha recibido acusaciones de ser fascista, nazi y loco. Sus comportamientos, tonos y palabras parecen más propios de su anterior trabajo como panelista de televisión que del cargo de presidente de una nación. Esas acciones han generado más perjuicios que beneficios para el país sudamericano.


Argentina atraviesa una crisis económica que muchos consideran peor que la de 2001, la cual provocó un estallido social y político con graves repercusiones. Aunque Milei heredó esta crisis, no ha logrado mejorar ninguno de los indicadores económicos desde que asumió el cargo. De hecho, ha aumentado la pobreza y sumado desempleo al cóctel, aunque él insiste en que está resolviendo la inflación y ha generado superávit fiscal.


Los logros que Milei proclama son falsos. La inflación ha vuelto a los niveles del gobierno anterior y sigue siendo un problema grave, al punto de que Argentina tiene el indicador inflacionario más alto del mundo. Esto ha ocurrido pese a un ajuste que ha reducido la circulación de pesos y a políticas que él critica en otros, como la regulación de precios en el sistema de salud privada y la demora en la eliminación de subsidios a la energía.


En cuanto al superávit fiscal, la situación es similar a la de la inflación. El gobierno muestra un flujo positivo porque ha dejado de cumplir con pagos programados a provincias, al sistema de energía, al sistema educativo y a los importadores, entre otros sectores. La situación requiere el uso de todas las herramientas posibles, incluidas las disponibles en el ámbito internacional, tanto en gobiernos como en el sector empresarial.


Milei no está gobernando para resolver los problemas que aquejan a Argentina. Está utilizando su cargo para librar una lucha personal y mesiánica. No está atacando la inflación, la deuda o la pobreza que afecta al pueblo que lo votó. Está librando una batalla ideológica "contra el comunismo, por las ideas de la libertad y las fuerzas del cielo". Lo hace de manera que cada uno de sus actos se vuelva viral; y en más de un sentido, lo está logrando.


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