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  • Foto del escritorAdrián Brizuela

Frente a una derrota en Ucrania, occidente amenaza con escalar el conflicto.

 “Una guerra no es una ficción, no está lejos y hay que prepararse para lo que pueda venir”. Esta y otras declaraciones del presidente francés Emmanuel Macron, en las últimas dos semanas, pusieron en primer plano la hipótesis de que el conflicto bélico en Ucrania no va a terminar, sino que se va a extender al resto de Europa. En el caso del presidente Macron es también paradójico en alguna medida ya que al inicio del conflicto hace dos años él se reunió con el presidente ruso Vladimir Putin y se ofreció como mediador de paz.

 La guerra en Ucrania está prácticamente terminada y el mejor dato para verificarlo son las propias declaraciones de Macron. Duró hasta acá por la ayuda que el gobierno ucraniano recibió principalmente de Europa y Estados Unidos. Esa ayuda fue menos de la mitad de la que se había comprometido y estaba destinada a que Ucrania resista en el tiempo y no para lograr una victoria militar.

 En la actualidad, Rusia controla el 18 por ciento del territorio ucraniano y prácticamente no ha sufrido consecuencias dentro de sus fronteras No se cuenta con información verificable sobre la cantidad de soldados muertos, pero se estiman en cientos de miles. Los desplazados civiles son más de 10 millones de los cuales seis han escapado de Ucrania.

 La Unión Europea ha entregado menos de la mitad de los 144 mil millones de dólares previstos y en Estados Unidos el Partido Republicano trabó en el congreso una ayuda de 60 Mil millones. Tampoco se incluyó en lo entregado armamento, como por ejemplo misiles de largo alcance, que le hubiera permitido a Ucrania atacar objetivos en territorio enemigo. 

 Lo dicho por Macron, que ha sido acompañado con declaraciones similares de la presidenta del Consejo Europeo Úrsula von der Leyen, se traducen en una propuesta concreta de asentar tropas en suelo ucraniano que ha sido rechazada por el resto de los principales líderes de Europa y la Otan (Organización del Tratado del Atlántico Norte). Tanto Olaf Scholz, canciller de Alemania, como el primer ministro de Inglaterra, Rishi Sunat, y el presidente de Estados Unidos Joe Biden han sido categóricos en afirmar que no se iban a localizar soldados en Ucrania. Hasta el ministro de relaciones exteriores de Francia, Stéphane Sejourne, relativizó lo dicho por su propio presidente.


Zelenski, Macron y Scholz (Foto de Imago / Scanpix /Leta)


 Además, Francia no integra la lista de los diez países que más ayuda han brindado a Ucrania y que está liderada por Estados Unidos y Alemania. Ha aportado menos que otras economías más pequeñas como la de Dinamarca, Polonia o Noruega. En cambio, Francia sí comparte el podio de exportadores mundiales de armamento junto a Estados Unidos y la propia Rusia.

 Tal vez Macron, que en el pasado ya ha hecho propuestas de política europea en contramano del consenso del resto de los países de la unión, como la de abandonar la protección diplomática a Taiwán. esté movilizado por el desafío que implica para su gobierno el avance de las ultraderechas y sus bajos niveles de aprobación luego de impulsar políticas de ajuste como las nuevas leyes de jubilación e inmigración. Macron se mantuvo en el gobierno porque la mayoría de los franceses evitó que la extrema derecha llegara al poder; luego aplicó políticas que fueron aplaudidas justamente por ese extremo y ahora debe afrontar las consecuencias. 

 Además de las elecciones europeas de inicio de junio donde no sólo Macron se juega su futuro frente al avance de las derechas y una inflación general que aún no termina de resolverse, las otras elecciones que prolongan el desenlace de la guerra en Ucrania son las de Estados Unidos que serán en noviembre próximo. El presidente Biden no va a reconocer la derrota de su estrategia en Europa hasta que se termine su actual mandato y el otro candidato, Donald Trump ya adelantó que considera al presidente ucraniano Volodimir Zelenski un embustero y que le va a reclamar que devuelva todo el dinero que recibió del pueblo norteamericano. 

 Si efectivamente la estrategia era una guerra prolongada que produjera el desgaste político y económico de Rusia, considerada el segundo enemigo de occidente luego de China, la misma ha fracasado. Vladimir Putin ha logrado que la economía rusa supere las sanciones impuestas por Estados Unidos y Europa, y ha convertido el éxito militar y el crecimiento económico en legitimidad política. El domingo 17 de marzo fue reelegido en elecciones con participación récord y el 87 por ciento de los votos. 

 Los líderes de Europa y occidente denuncian falta de democracia en Rusia y apuestan a que el desangre de Ucrania les permita dilatar el reconocimiento de una nueva realidad mundial hasta después de sortear sus propios desafíos electorales. Mientras, la ficción de más guerra colabora con esa intención y con otros negocios también.


Foto de elpais.com


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